Caballero [y Damas], Mi nombre es Luis y aunque este tema de las finanzas, no es mi fuerte, le contaré la historia de un hombre, que desde prácticamente un adolescente, tuvo que enfrentarse a la cruda realidad de la vida y ayudar, junto a su hermano mayor al sostén de su casa.
Hijo de una madre soltera, que tenía que lavar ropa en el día y dar clases en la noche, este hombre apenas con 12 o 13 años, se inició en la vida laboral, con una escolaridad de apenas 4 to grado Esto sucedió en Cuba allá por los años 1930-1931, sin embargo, aceptó la vida como venía y siempre trató de escalar un peldaño más en eso que llamamos, ascender para ser cada día mejor. Digamos que empezó trabajando en una bomba de gasolina, dígase el sitio o lugar donde se vende gasolina , su tarea primordial era más que todo , limpiar es decir, barrer , cargar alguna mercancía adicional que se vendiera, y ayudar en todo lo que fuera necesario, toda esta labor por el irrisorio salario de $1.00 semanal, desde luego, aunque nos parezca increíble, era una tremenda ayuda a la madre y la familia, sin embargo ,mediante su hermano mayor, que también trabajaba, comenzó en una agencia de automóviles, que vendía autos, accesorios así como equipos electrodomésticos, tales como ,cocinas eléctricas, refrigeradores, etc.
Desde luego que en esta agencia ,continuó en lo mismo barrer, barrer, barrer, pero su deseo de lograr una vida mejor, le daba ánimos para tratar de ser cada día ,cada hora y cada minuto mejor, porque este señor siempre intentó adelantarse a los eventos .Vale decir ,al futuro. En esta agencia, el joven del cual hablamos, a veces se quedaba hasta tarde, por supuesto el tiempo pasaba, y ya también este personaje, había ido aprendiendo, sobre piezas de autos, sobre precios, pero además, ya su salario había aumentado, sus pequeños pasos de avances, ya estaban visibles, sus finanzas estaban mejorando, pero él quería, más, porque en la vida cada cual con sus esfuerzos y sus habilidades, puede llegar tan alto como pueda.
Como expliqué anteriormente en esta compañía de autos ,también se vendían electrodomésticos , entre ellos los refrigeradores ,aquellos que en un inicio ,funcionaban con gas butano y querosene, (derivado del petróleo), pues bien los dueños de la compañía tenían problemas con estos equipos, pues en algunos casos ,no funcionaban bien, en otros comenzaban bien , pero al poco tiempo tenían problemas. ¿Qué hicieron los dueños?: contrataban un mecánico, que revisaba los equipos, y les daba el visto bueno, pero esto costaba dinero y a veces el mecánico no estaba disponible.
En una ocasión el joven , ya de unos tantos año empezó a observar uno de aquellos equipos, lo instaló y al acercarse, por atrás al refrigerador, este soltó un humo negro, que le ennegreció el rostro, sin embargo, cuando miró más de cerca al complejo aparato, notó como un hollín que al parecer tupía la salida de gas. Rápidamente, lo limpió, como pudo y sacó toda una capa negra que impedía que el equipo trabajara bien. A continuación lo echó a andar y EUREKA!, el refrigerador empezó a trabajar divinamente. Para la época en que se desarrollaron estos eventos, ya este hombre había logrado metas, que solo se logran con perseverancia y con pasión. De más está decir que las autoridades gerenciales, le aumentaron el salario, le dieron más espacio, y con el tiempo empezamos a ver a este personaje, en la venta directa de automóviles, como controlador de inventarios, documentando la entrada y salida de piezas y equipos en general.
Vivió su vida, tuvo tres hijos, dos hembras y un varón, se construyó una casa ,desde luego, tuvo su auto .El tiempo ha pasado, ya no es un hombre joven y al igual que todos los cubanos, al triunfo de la revolución, muchas ilusiones se perdieron, aquella agencia cerró, hoy queda como un recuerdo de un edificio que brilló en el campo del negocio de autos, queda el ejemplo de otros que han sabido mejorar su vida y siempre ha quedado y quedará el recuerdo de un gran hombre, que supo vencer cualquier adversidad en su tiempo y ser un triunfador. Todavía me parece escuchar su voz , cuando me narraba estas historias del pasado, sentado, fumándose un buen habano, con esa mirada que acentuaba su magnífica personalidad, recuerdos de triunfo, recuerdos que han quedado para hoy y para siempre. Este maravilloso personaje ya no está, pero cada cierto tiempo le llevo al campo santo, claveles que era su flor predilecta.
Esta articulo personal de nuestro autor invitado, Luis Mojena.