Hoy en día es casi inconcebible que nuestros hijos estén por fuera de las redes sociales. Sean más o menos sociables, más o menos estudiosos y, una gran cantidad de otras características, todo parece estar supeditado a esta nueva forma de comunicarnos. Pero es que esto ¿está mal? ¿Es que es de esta manera y poco podemos hacer?
Seguramente y, en más de una ocasión hemos escuchado y compartido diferentes reflexiones al respecto. Muchas de ellas coincidentes en los riesgos que supone que nuestros hijos estén tan expuestos y casi “adictos” a las redes sociales. Otras, un poco más resignadas, concuerdan en que es la realidad de esta generación y, lo que queda por hacer, es adaptarse.
Sea cual sea el caso, hoy nos centraremos en una preocupación muy común a muchos padres: cómo cuidar a nuestros hijos de los riesgos que implican las redes.
Consejos prácticos en el manejo de las redes sociales
Si hay algo que parecería necio es negar la difusión cada vez mayores de las distintas redes y grupos sociales en internet. Si no es Facebook, será Twitter o Instagram y, la lista continúa. Compartimos algunas prácticas que pueden ayudarnos e incluso, en ciertos casos, salvarnos la vida:
Hablar del tema
Primero es lo primero. Como sucede con cualquier tema que nos preocupa y que involucra a nuestros hijos, tenemos que hablar abiertamente de dicho tema. Hablarlo con nuestros hijos y, también, involucrando a todos los actores que entendemos son importantes. La casa, el centro educativo, son sin duda espacios críticos y definitorios. Hablemos de manera directa, sencilla y clara. No andemos con vueltas y siempre tratemos de abordar la conversación con empatía. Pensemos en como “piensan” nuestros hijos y adaptemos el tema en esa dirección.
Investiguemos el perfil de nuestros hijos
En lo que refiere a redes sociales y todos los medios que implican creación de perfil, debiéramos poder acceder. ¿Qué significa esto? No hablamos de inmiscuirnos o violar su privacidad. Este aspecto es muy sensible y puede ser el primer reproche que nos hagan nuestros hijos. Establezcamos de manera muy clara y precisa, la diferencia entre cuidar y controlar. Pongamos un ejemplo práctico: nuestra hija ha abierto recientemente una cuenta en Facebook. ¿Cuál es la mejor manera de acompañarla? Siendo su amigo en dicha red. Sin violar su clave de seguridad o exigirle que nos pida permiso cada vez para ingresar a su cuenta, sigamos cuáles son sus pasos, sus amistades, a qué tipo de grupos se une, etc.
Si no sabemos entonces aprendamos
Es común escuchar por ahí: “eso del Facebook no es para mí”, o “de tecnología no entiendo nada”, frases que parecen excluirnos y de manera justificada, de las redes sociales. Puede ser que no nos guste o que no lo sintamos como una necesidad, pero realmente si queremos cuidar a nuestros hijos debemos involucrarnos. La mejor manera de “luchar contra un posible enemigo” es conociéndolo. Como consejo, te proponemos que leas, que puedas comprender el alcance que un comentario o la unión a un grupo puede tener, por ejemplo. O qué tipo de información nunca debiera compartirse, qué tipo de información puede removerse de una plataforma y que no. Pensemos en las fotografías que se comparten, en los videos de familia que se suben y, una gran cantidad de otras cosas que pueden comprometer no solo al titular sino a toda una familia.
Estimula otras herramientas de comunicación
Así como hemos afirmado la innegable influencia y masificación de las redes sociales, también pensemos en otras formas de comunicación. Podemos caer en el “facilismo” de adjudicarles a las redes aquellos espacios que nosotros dejamos libres. ¿No será que en muchas oportunidades, nuestros hijos tras esperar un tiempo de dedicación de nuestra parte y no tenerlo, acuden a las redes? ¿No será que debiéramos promover otras formas de comunicación? Por ejemplo, la tradicional conversación durante el almuerzo en lugar de estar conectados al teléfono móvil. Y la lista podría continuar. En este artículo queremos dejar planteado el espacio para que juntos, como familia y como sociedad, pensemos acerca de que estamos haciendo bien y acerca de aquello que podemos mejorar.
Por: Marisa Peris