Qué duda cabe que una de las decisiones más importantes de nuestras finanzas personales es decidir cómo gestionamos el ahorro. Los fondos de inversión representan uno de los muchos productos financieros que nos ayudan en esta labor.
El problema viene dado de que existen tantos tipos de fondos como estrategias de inversión. Este hecho puede significar que el ahorrador se sienta abrumado e indeciso a la hora de suscribir participaciones, no sabiendo en muchos casos cómo puede tomar una decisión acertada.
Por este motivo, se explica cuáles son los pasos que deberán dar para escoger el fondo que mejor se adapta a sus necesidades financieras.
Gestionar el ahorro de una forma correcta es una parte vital en nuestras finanzas personales.
Determinar los objetivos de ahorro e inversión
La antesala de la inversión es el ahorro. El fin de toda inversión es incrementar la riqueza. Deberemos tener presente qué sentido se le otorga tanto al ahorro como a la inversión. Asociar estos conceptos a un objetivo material y concreto nos ayudará a mantener la constancia y la disciplina.
¿Queremos comprar un coche u otro bien de naturaleza duradera? ¿Estamos ahorrando de cara a un evento en el futuro? En definitiva, cada euro debe tener grabado un destino asignado. El objetivo mínimo para preservar el ahorro (mantener el capital mientras decidimos qué hacer con él) será superar la inflación.
Los objetivos deben ser concretos (cuanto más concretos mejor). Así como es necesario cuantificar el objetivo, traducirlo a una cifra monetaria. Tras esto, hay que establecer un período temporal para alcanzarlo. Los objetivos deben ser realistas en cuanto a cuantía y plazo.
El plazo de la inversión es un factor de suma importancia para seleccionar el tipo de fondo de inversión más adaptado para nuestras necesidades financieras. En realidad tanto el objetivo como el plazo son dos aspectos clave de toda inversión.
Establecer el riesgo máximo a asumir
Establecer el perfil de riesgo supone el tener que realizar un trabajo introspectivo, puesto que esto depende en gran medida de un factor psicológico inherente a cada ahorrador.
Conceptos tales como la edad, los ingresos, la situación familiar y otras cuestiones personales influyen a la hora de definir nuestro perfil como inversor. Pero en definitiva, cada ahorrador sabe dónde tiene su tope psicológico. Si no es así, hay un truco que funciona muy bien:
Si las pérdidas en la inversión no le dejan dormir, es seguro que está asumiendo un riesgo demasiado elevado de acuerdo con su tolerancia.
En el momento que tenemos claro el nivel de riesgo máximo que podemos asumir sin sufrir graves daños económicos y emocionales, podremos escoger el objetivo de rentabilidad.
La rentabilidad y el riesgo son dos conceptos que están íntima y directamente relacionados. A mayor rentabilidad mayor riesgo. Esto siempre será así en el mundo de las inversiones. Desconfíe de aquellos que prometen una alta rentabilidad sin apenas riesgo.
Por tanto se establece primero el nivel de riesgo y después se buscará la mejor rentabilidad adaptada a ese nivel. Hacerlo de forma inversa es un grave error.
Preseleccionar fondos de inversión afines a nosotros.
Después del trabajo de introspección, nos tocará realizar el trabajo de investigación. Por suerte existen buscadores de fondos que facilitan mucho esta tarea. Además, en cuanto el ahorrador tiene claro el objetivo, el horizonte temporal y el riesgo, le será mucho más sencillo dar con el producto de ahorro idóneo.
Ahora es cuando viene la pregunta estrella, ¿renta fija, renta variable o un fondo mixto?
Ni la renta fija, ni la renta variable, ni la combinación de ambos tipos son buenos o malos por sí mismos; todo depende de la situación económica y nuestros objetivos de rentabilidad y riesgo.
En este punto deberemos informarnos cuánto está rindiendo la renta fija en términos generales y si esta rentabilidad está acorde a nuestro objetivo. Siendo así, no tendríamos porqué asumir un mayor riesgo innecesariamente.
Por desgracia, la renta fija en los últimos tiempos no está dando una buena rentabilidad, siendo de este modo necesario incluir un porcentaje de renta variable a la cartera para alcanzar los objetivos monetarios en el horizonte marcado.
Una cosa sí que debe quedar clara, la renta variable no es apta para objetivos a corto plazo. Debido a la volatilidad que presenta, puede dar al traste con nuestra estrategia de inversión. Conforme nos vayamos acercando al final del período de ahorro, deberemos escoger una filosofía de inversión más conservadora.
Si la renta variable puede perder un 10% en un año y nuestro horizonte temporal es a dos años, ¿existirá tiempo material para que la inversión se recupere? Es poco probable. Este tipo de activos funcionan muy bien para horizontes más dilatados, no obstante se puede incorporar un porcentaje a cualquier tipo de cartera para dotarla de una rentabilidad extra, sin perder de vista el perfil de riesgo.
En síntesis, deberemos informarnos de qué riesgo y qué rentabilidad presentan cada categoría de fondos de inversión. De este modo podremos ir acotando el universo de estos productos hasta dar con una preselección de fondos afín a nuestra estrategia.
Leer con atención el DFI del fondo preseleccionado
El Documento de Datos Fundamentales para el Inversor (DFI), anteriormente llamado folleto informativo simplificado del fondo, es de entrega obligatoria para el inversor antes de suscribir participaciones en el fondo de inversión.
Este documento resume toda la información relevante del fondo, la cual el ahorrador debe conocer para tomar una decisión informada de inversión. Una vez preseleccionado un fondo de inversión, es preciso asegurarnos que realmente se ajusta a nuestras necesidades a través de este documento.
Los datos a consultar son los siguientes:
- Perfil de riesgo del fondo.
- Inversión mínima inicial.
- Duración mínima recomendada de la inversión.
- Lugares en los que se publica el valor liquidativo de las participaciones del fondo.
- Valor liquidativo y preavisos para reembolsar participaciones en el fondo.
- Categoría del fondo, tipos de activos en los que invierte.
- Objetivos de gestión.
- Comisiones aplicadas y su base para el cálculo.
- Rentabilidades históricas y comparación con el índice de referencia del fondo.
En el momento que el ahorrador tiene esta información en su conocimiento, puede tomar una buena decisión para gestionar sus ahorros, puede escoger el fondo de inversión adecuado. El siguiente paso es ejecutar la suscripción de participaciones en el fondo de inversión seleccionado.
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