He ahí un dilema grave, que involucra dos aspectos, precio y calidad. En ocasiones debes tomar la decisión de: sacrificar la cantidad de productos en base a un costo monetario alto, pero con ello buscar obtener excelencia y grados de cumplimiento respecto a los objetivos de dicho producto, ¿cierto?
¿Entonces que es mejor? Gran cantidad de productos aunados a grados de satisfacción medianos y “baratos” o altos precios que conlleven menos cantidad de productos, pero mayor satisfacción.
Observa tu presupuesto y necesidades respecto a lo ofrecido por el producto
Estas interrogantes tienden a ser difíciles de responder, incluso para grandes empresarios o consumidores frecuentes. La calidad es el principio de la compra, pero debes observar tu presupuesto y entender el concepto propio de lo que es “calidad”.
Respecto a ello, la normativa ISO 9001 establece que: “La calidad es la integración de las características que determinan en que grado un producto satisface las necesidades del consumidor”.
Además, la cuantificación de la calidad es algo subjetiva en ciertos casos; por lo que, adquirir productos en base a opiniones o “consejos de otros usuarios” no suele ser tan efectivo. Para ello se han estipulado distintas normativas como la anteriormente mencionada de la ISO y otros entes internacionales.
Investigaciones y estudios han sido capaces de determinar que productos que muchas veces cuestan hasta tres veces más que la competencia, terminan no siendo del todo cumplidores. En pro a esto, también existen ejemplos visibles ante la mayoría, como la comparativa entre mercados asiáticos y occidentales; donde por “cambiar el nombre” de una marca asiática por sus homologas occidentales, el precio aumenta sin verse beneficios o cambios en el acabado de productos (esto abarca áreas de tecnología, textil, y otros). Es lo que se conoce como Re-branding.
En adición, los precios bajos no implican que el producto sea de mala calidad, no obstante, puede suceder que para reducir gastos de producción y otro tipo de procesos (transporte, marketing) no se someta a pruebas de certificación o estándares sujetos a calidad. Por ende, hacer una compra buscando cantidad con bajos precios es saber que será un producto sobre una cuerda floja, que en este sentido será el tiempo de duración o vida útil.
A nivel empresarial o particular la cantidad puede ser aliviane en momentos determinados
En el ámbito de un comprador particular, el adquirir una gran cantidad de productos puede significar que va a comprar tan solo para “que su uso abarque mayor cantidad de tiempo” mientras ahorra para gastarse de un solo golpe una suma de mayor cantidad respecto a lo que haya comprado con anterioridad.
Lo expuesto anteriormente es una estrategia muy utilizada, sobre todo si pretendes probar ambos tipos de productos, el barato y posteriormente el de mayor valor. ¡En ocasiones el primero mencionado es el que mayor agrada al público! Por lo que nuevamente indicamos, la calidad puede ser subjetiva.
Dentro de las empresas la situación de compra de productos debe ir ligada a las necesidades económicas, ya sea para aumentar ligeramente la producción o mejorar las condiciones de su fuerza de trabajo.
Los negocios que se encuentren pasando por un declive de producción y amerite productos de forma rápida (adquisición de insumos, materia prima procesada, servicios) pueden optar por la cantidad antes que la calidad, pero claro, siempre tomando todo como una etapa transitoria, ya que “la calidad es sinónimo de lealtad del cliente”.
Esto, sin embargo, no debe tomarse a la ligera y el CEO debe evaluar todas las variables en juego. El uso de estadística predictiva puede ser valioso aquí, y ver, el comportamiento de un producto recién adquirido a través de largo plazo.
Me he gastado todo mi dinero en un producto y no cumple con lo que promete ¿Qué hago?
¿Qué sucede si al comprar algo de alto valor no cubre mis expectativas? Los productos con garantía suelen dar un tiempo de vida útil o caducidad (la ropa por ejemplo tiene un numero finito de lavadas), de no cumplirse y sentir que has sido “estafado”, puedes acudir a los servicios de un abogado y hacer la denuncia.
Además, la experiencia en dichas situaciones es una maestra infalible, una vez que has gastado sumas grandes en productos que terminan no siendo lo que dicen ser, ¿Por qué volver a comprarlo? De hecho, en estas situaciones es cuando se aplica lo que mencionamos con anterioridad respecto a la calidad y lealtad del producto.
Esperemos que haya sido de gran ayuda este artículo, y recuerda: primero analiza el presupuesto, necesidades y si pretendes dar uso a largo o corto plazo de lo adquirido; si es en el ámbito empresarial, ten mucho más cuidado ya que se podría poner en juego la reputación de tu empresa, y no hablamos de los clientes externos, sino de los internos, es decir, tu plantilla de trabajadores.