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Como superar una separación cuando hay hijos pequeños

Una separación de pareja supone una de las experiencias más dolorosas para el ser humano. El sentimiento de pérdida que sentimos es tan intenso que podemos caer fácilmente en una profunda depresión. Sin embargo, muchas veces cuando simplemente no somos felices en una relación o el conflicto es moneda corriente, la separación es lo más sano.

Si a este sentimiento de pérdida le sumamos que hay hijos pequeños en el medio, una separación puede ser traumática. ¿Cómo hacemos? ¿Es que no debiéramos separarnos cuando tenemos hijos? Claramente y de manera contundente la respuesta es NO. Cuando no somos capaces de proyectar una vida junto al otro, cuando sentir una sonrisa genuina es casi un milagro, la respuesta es clara: hay que separarse.

Hoy compartimos algunas recomendaciones según nos cuentan profesionales de la materia.

Haciendo que la separación no sea tan dolorosa

A tener presente si estás atravesando esta etapa o si ha instalado en tu cabeza el plan de separarse:

Reconocer y permitirse ciertos sentimientos

¿A qué nos referimos? A que debemos dar cabida a sentimientos como el dolor y la tristeza. No hay nada peor para procesar un duelo, que intentar reprimir lo que sentimos. Si hemos compartido tanto con esa persona y, hasta el punto de tener hijos en común, ¿cómo vamos a pretender no salir heridos? Pero la buena noticia es que las heridas siempre sanan y, el tiempo es sin duda el mejor remedio.

Ciérrale la puerta a la culpa

Un sentimiento frecuente es la culpa. Sea porque eres tú quien ha tomado la decisión, o porque tus hijos así te lo hacen sentir, la culpa puede aparecer. Si eso te sucede piensa lo siguiente: nadie tiene la culpa de que una pareja no funcione. Aunque uno de los dos o los dos hayan hecho cosas que desencadenaron ese desenlace, una relación no acaba por un hecho puntual. Y nadie tiene la obligación de soportar nada, absolutamente nada. Y aunque hallan hijos pequeños, piensa que, si uno de sus papás es infeliz o los dos, ellos tampoco crecerán sintiendo felicidad. Así que, si una pareja se termina, nadie tiene la culpa, se ha dado así y listo.

Ir siempre con la verdad

Cuando hay pequeños en el hogar nos podemos ver tentados a “disfrazar” un tanto las cosas. Con la excusa de no lastimar a nuestros hijos, tendemos a distorsionar un poco la realidad. Por favor, no subestimemos a nuestros hijos, pues los niños son mucho más perceptivos e incluso más inteligentes emocionalmente. Al principio puede parecer un poco duro, explicarles, por ejemplo, que el amor entre mamá y papá se ha terminado. Pero si hay algo que mañana nuestros hijos pueden reprocharnos será la mentira. También el hecho de haber mantenido un hogar aparentemente feliz cuando lo que menos existe en esa casa es armonía y amor.

Mantener un buen vínculo con la ex-pareja

Supongamos la situación de que nos hemos separado porque descubrimos la infidelidad de nuestra pareja. Seguro que cuando te enteraste lo llegaste a odiar y hasta quisiste matar. Pero lo cierto que no lo hiciste y lo más sano para ti, ha sido terminar con esa relación que te ha dañado tanto. Bueno, ahora viene un gran esfuerzo: trascender a ese sentimiento de rabia, desilusión y desconfianza y lograr un vínculo pacífico. ¿Por qué? Porque siempre van a tener una razón para estar comunicados: sus hijos. Y ellos precisamente necesitan a sus padres, pues, aunque estén separados son sus padres. Y eso es algo que nunca cambiará.

Como dijimos al principio, una separación de pareja es una de las experiencias más dolorosas. Sin embargo, esto está muy lejos de querer decir que no se pueda superar o que sea algo traumático. Muy por el contrario, cuando el vínculo se ha deteriorado a tal punto, la separación será el paso que te de alivio y la oportunidad de rehacer un nuevo camino.

 

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