Déjame hacerte una pregunta. ¿Cómo son tus lunes? ¿Qué sientes los primeros minutos luego de despertar? ¿Estás emocionado por lo que viene a continuación?
Para ser honestos – la mayoría de las personas no. Hay una buena manera de llamar a esos lunes que se sienten horribles. Los “Lunes tristes”, que expresan esa temible sensación de tener que comenzar una nueva semana. Muchas personas empiezan su semana pensando “Oh, sólo tengo que llegar al Viernes y entonces todo estará bien de nuevo”. La clase de personas que odian mucho su trabajo. Por lo tanto, apenas disfrutan dos de cada sietes días.
Estoy hablando de la mitad del viernes (porque la otra mitad es trabajo), del Sábado, y de la mitad del Domingo (porque la otra mitad hay que prepararse para trabajar). Mi punto es: si alguien no disfruta lo que hace, es como si desperdiciara la mitad de su vida, dejando que el estrés y las decepciones lo dominen.
Incluso si ahora mismo tu caso es así de extremo, sigues aquí por alguna razón. Sigues leyendo este post porque quieres encontrar el valor para renunciar a algo que ya dejaste de disfrutar. La buena noticia es que ahora eres consciente de tu necesidad de cambiar; ya despertaste – por lo tanto puedes elegir.
En el post de hoy, te daremos consejos para tener esa fuerza que necesitas para renunciar al trabajo que te hace miserable. Mereces más, todo se trata de lo que pienses de ti mismo.
Si entiendes y aceptas que tu vida puede mejorar cuando tú quieras, ya estás progresando. Suficiente charla, veamos algunos consejos prácticos.
Comprométete a Recuperar el Control
Cuando haces algo que no te hace feliz, es probable que lo hagas porque has perdido el control sobre tu vida. Puede que quieres hacer algo más – puede que incluso pienses mucho al respecto – pero aún así, no estás haciendo nada para cambiar las cosas.
Esto se llama procrastinar, miedo y mediocridad. Los malos hábitos también pueden ser una razón para perder el control. Ahora que estás consciente de tu problema, tienes que prepararte para la acción (más sobre esto a continuación).
Transforma Tu Miedo al Fracaso en Miedo a Arrepentirte
Antes de tener un plan, primero debes trabajar en ti mismo. La mayoría de nosotros le tenemos miedo a algo. Cuando se trata de renunciar a un trabajo, el miedo más común es el miedo al fracaso. Aparece muy rápido, de manera casi inconsciente, y afecta negativamente cada decisión que tomes.
Si renuncias a tu trabajo, es posible que falles intentando obtener otro, así que la idea de renunciar se vuelve realmente aterradora. En lugar de dejar que ese miedo se apodere de ti, puedes usar una estrategia que yo aplico a menudo:
Reemplaza el miedo al fracaso con el miedo a arrepentirte. El arrepentimiento viene después de no hacer nada, de no aprovechar las oportunidades para hacer algo. El fracaso viene luego de muchos intentos, la cosa es, no siempre vas a fallar – tarde o temprano el éxito llegará. Arrepentirse no sirve de nada, a partir de ahora témele a eso.
Construye un “Plan de Ataque”
El “plan de ataque” es una estrategia paso a paso que te llevará a un lugar y un estilo de vida diferentes. Primero tienes que decidir cuál será tu siguiente decisión. Toma un papel, y empieza con una tormenta de ideas. Anota cualquier pensamiento fresco.
Ahora, necesitas decidir cuál de esas posibles opciones es la mejor para ti. Luego, empieza a investigar sobre el tema, y arma una lista de pendientes que hacer. Cada pendiente en tu lista debe tener como finalidad tu meta principal.
Desarrolla Tus Habilidades.
Puedes ser un experto en tu campo, pero eso no significa que no puedes mejorar aún más. Las personas exitosas están constantemente mejorando sus conocimientos y talentos incluso si ya han alcanzado sus metas.
Aprender constantemente es la clave para un mejor desarrollo. Además, si te enfocas en tus habilidades podrás traer más beneficios a tus futuros jefes. Esta manera de pensar debería darte la confianza de que las cosas mejorarán en cuanto tengas el valor de comenzar a cambiar.
Conclusión
Renunciar a un trabajo nunca es fácil. Involucra riesgos, algo de valor, y algo de acción. La mayoría de las personas temen enfrentarse a estos “requisitos”, así que eligen la salida más fácil. No salir de su zona de confort los vuelve mediocres, y así seguirán hasta que encuentren lo necesario para salir de ahí.
Nunca seas esa persona. No dejes que un trabajo tedioso destruya tu felicidad o como vives tu vida. Casi siempre – si tus responsabilidades te lo permiten – será mejor ser pobre pero libre.